Cuento
Una vez me contaron un cuento en el que había una casa llena de fantasmas. Pero nadie sabía que eran fantasmas. Hasta que alguien desde afuera se asomó a la ventana y los vio ahí, cerca de la pared, y todos, a un mismo tiempo, con la misma intensidad, lo miraron directamente a los ojos y sonrieron.
Esa historia me provoca siempre un escalofrío.
No temo a las miradas de los que están afuera. No temo a mis paredes ni a la soledad de mi casa.
Temo a las sonrisas.
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