30 enero 2007

Cuento

Una vez me contaron un cuento en el que había una casa llena de fantasmas. Pero nadie sabía que eran fantasmas. Hasta que alguien desde afuera se asomó a la ventana y los vio ahí, cerca de la pared, y todos, a un mismo tiempo, con la misma intensidad, lo miraron directamente a los ojos y sonrieron.
Esa historia me provoca siempre un escalofrío.
No temo a las miradas de los que están afuera. No temo a mis paredes ni a la soledad de mi casa.
Temo a las sonrisas.

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